De alguna manera, estas semanas de cuarentena nos ha obligado a realizar nuestras actividades diarias dentro de la casa, generando el ambiente perfecto para aprender eso que siempre quisiste saber o adquirir una nueva habilidad para pasar el tiempo, pero ¿cómo empezar? Si eres de las que se has preguntado ésto y te ha costado tomar la iniciativa, entonces sigue leyendo el artículo de hoy para motivarte y hacer que las cosas pasen.
Clave: Salir de la zona de confort.
La historia y la experiencia nos muestra que, en general, a las personas les incomoda los procesos de cambios. Nos toma tiempo adquirir nuevos conocimientos porque nos acostumbramos al hábito, a la rutina y a lo que ya está establecido. Este estado de comodidad (o zona de confort), puede transformarse en tu principal enemigo para dar el primer paso y aprender algo nuevo. Quizás te has encontrado diciéndote a ti misma: ¿si estoy cómoda así, para qué intentar algo nuevo? Bueno, bienvenida al primer desafío que debes superar. Es la barrera de tu mente, la que te provoca pensar que dónde estás hoy es lo mejor. Sin embargo, ¡imagínate colgando en tu pared tu nuevo cuadro bordado! Suena increíble. Para comenzar a aprender, necesitamos visualizar e internalizar que adquirir nuevos conocimientos nos hace bien; crecemos. La incertidumbre que provoca algo desconocido invita a darte un nuevo espacio donde caben conocimientos frescos.
Un día a la vez.
Un error común cuando se comienza a aprender algo nuevo es creer que las metas grandes se alcanzan de un día para otro. La verdad es que este pensamiento sólo traerá frustración, aumentando las posibilidades de que quieras abandonar tu aprendizaje en cuestión de tiempo. Es por eso que, las expectativas sobre lo “grande” que pretendes lograr, deben ser antecedidas por un plan a corto plazo. Ponerte metas de un día a la vez te ayudarán a llegar más lejos y terminar con éxito lo que te propongas. Si damos un brinco muy grande nos saltamos la zona de aprendizaje y caemos a la zona de pánico, en la cual no logras aprender. Si te enfocas en el día a día, no te darás cuenta cuándo ya haya pasado una semana, luego un mes, luego un año.
Ser honesta contigo misma.
Cada vez que intentamos establecer una nueva rutina, un nuevo hobbie, aprender un nuevo idioma, cocinar una nueva receta o, en términos más serios, superar ese proceso de tu trabajo que tanto te cuesta, nos enfrentamos a nosotras mismas, a nuestros fantasmas. Sólo tú conoces los procesos con los que funciona tu mente y sólo tú puedes identificar los enemigos que te detienen a aprender. ¿Cuáles son tus enemigos? Tener esta conversación íntima y honesta contigo, te permitirá tomar consciencia de ellos. Toma tu café, un papel y escríbelos. Así podrás identificarlos y para luego superarlos. Es probable que algunos de ellos puedan estar relacionados con tus experiencias pasadas, tu historia de vida o tu personalidad. Si te cuesta identificarlos, te dejamos una lista que podrán ayudarte en esta búsqueda.
o Miedo a equivocarse.
o Incapacidad de decir que “NO”.
o Querer dominar todo desde el comienzo.
o No dar autorización a que otros te enseñen.
o La desconfianza (“¿Dónde está la trampa?”)
Una vez que identifiques a “tus enemigos” del aprendizaje, te proponemos crear una lista opuesta que contenga todas las características positivas y razones alentadoras que te capacitan para superarlos. ¿Cuáles son los atributos que te empoderan a aprender algo? ¿Cómo te sentirás luego de haber vencido a estos enemigos que te impiden aprender? ¿Qué lograrás con este nuevo aprendizaje? Eres absolutamente capaz de tomar estas dificultades y convertirlas en energía para poder hacer todo lo que te propongas. ¡No dejes de aprender y no olvides disfrutar en el camino!